DESCUBRIENDO LONDRES: VERSIÓN LOW COST



Londres siempre me pareció una ciudad con un encanto especial y lo suficientemente cercana y “asequible” como para poder ir más de una vez en la vida.
De momento solo he podido ir a ella una vez. Fue hace ya algunos años, nuestro primer viaje solos a Europa fuera del ambiente escolar y familiar, no teníamos casi dinero y el poco que teníamos lo utilizamos para pagar el avión y el hotel, así que llegamos a Londres con las carteras casi vacías, pero con la ilusión de poder descubrir gran parte de la ciudad.
En este post os explicaré como lo hicimos para descubrir Londres en 4 días, pero teniendo en cuenta que el primer día llegamos al mediodía y el último solo dispusimos de la mañana libre antes de coger el vuelo de vuelta.
Ya os aviso que andamos mucho, vimos aquello que era gratis, dejamos bastante por ver, pero conseguimos descubrir un Londres al que volver.





PRIMER DIA
Llegamos al aeropuerto de Heathrow y nos fuimos directos a coger el metro, ya que habíamos cogido un hotel al que pudiésemos llegar con facilidad desde el aeropuerto. El hotel en concreto se encuentra en Russel Square y siempre lo he recomendado a todos aquellos conocidos que han viajado a la ciudad ya que dispone de todas las comodidades, esta al lado del British Museum y tiene parada de metro justo enfrente que nos lleva a los principales lugares de la ciudad. Se llama Hotel President y está en la misma plaza.

Una vez dejamos las maletas en el hotel, cogimos el metro y nos fuimos a Covent Garden. Fue salir a la calle y aluciné, tal cual os lo digo; cabinas de teléfono rojas, mucho ambiente en la calle, un mercado lleno de colores y una plaza mágica. Desde ahí decidimos echar a andar sin mirar el mapa y empezar a descubrir todo aquello que pasase delante de nosotros. Os detallo nuestro recorrido:
Covent Garden à Leicester Square à Chinatown à Piccadilly Circus à Regent Street à Waterloo Place à The Mall hasta llegar a Buckingham Palace à Birdcage Walk à Great George Street à Parliament Bridge Street à Big Ben y Parliament à Seguimos el Tamesis para ver el London Eye à Lancaster Place y callejeamos de Nuevo hasta Covent Garden.

De este recorrido, creo que los momentos claves fueron:
     El barrio chino: es bastante peculiar y los escaparates nos dejaron impactados
   Piccadilly Circus: aunque parezca una tontería, yo tenía algo de obsesión con esta plaza y verme delante de los anuncios de neón fue un momento que se grabó en mi memoria como una postal.
   The Mall: fue nuestro primer encuentro con las ardillas de los parques de Londres. Verlas corretear entre tus pies no es algo muy común en Barcelona, así que nos quedamos embobados mirándolas.
   Buckingham Palace: ¿Qué decir? Los guardias y sus atuendos, la magnificencia del palacio.
   Big Ben y Parlamente: según avanzas por la Parliament Bridge Street te vas haciendo a la idea de que en breve vas a poder ver el Big Ben y cuando por fin lo ves no puedes dejar de mirarlo. Llegamos allí cuando el sol ya se había puesto y verlo iluminado junto al parlamento fue una de las mejores imágenes del viaje.
London Eye: vale la pena verlo iluminado, aunque me desencajaron algo las luces verdes que desprendía teniendo en cuenta que a tus espaldas tienes al Big Ben con ese tono de iluminación cálida.



SEGUNDO DÍA
Ansiábamos volver a ver el Big Ben de día, así que decidimos volver allí, intentar ver la Abadía de Westminster y desde allí recorrer la orilla del Tamesis hasta poder llegar al Tower Bridge.
Cogimos el metro hasta Piccadilly Circus y desde allí fuimos a pié hasta el Big Ben. Siempre me han dicho que los monumentos cambian de día y de noche y con el Big Ben tuve esa impresión.
La visita a la Abadía de Westminster no fue posible por algún acto oficial que debían de celebrar en ella pero le dimos una vuelta a pié para intentar, al menos, hacernos una idea externa de ella. Cruzamos el puente y nos pusimos a los pies de la London Eye (ya he dicho que íbamos sin una libra en el bolsillo, por lo que la idea de subirse ni nos la pudimos plantear…). Vimos las esculturas de Miró, a unos guardias del ejército de Darth Vader que inexplicablemente nos vigilaban desde lo alto de un edificio.
Seguimos nuestro recorrido junto al Tamesis viendo los diferentes puentes, un barco que salía de un edificio y cuando llegamos al Tate Modern decidimos entrar a verlo ya que era gratis, de arte bastante moderno y nos iba a guarecer del frío londinense de Noviembre durante un rato. El museo es curioso, aunque para aquellas personas que no sientan ningún interés por el arte, quizás pueda resultar aburrido.
Seguimos andando y de golpe vemos un barco de guerra anclado en mitad del río. Aquí debo confesar que no sabia de su existencia, de ahí la sorpresa que nos llevamos. Y justo unos metros detrás encontramos el Tower Bridge, que nos deja una vez más con la boca abierta. Antes de cruzarlo estuvimos admirando los modernos edificios que hay entorno al ayuntamiento y una exposición callejera que encontramos en frente.

Cruzamos el puente y queríamos ir a ver la Torre de Londres, pero nuestro ajustado presupuesto, una vez más no nos lo permitió, así que después de comer por allí nos pusimos a callejear por esa zona hasta que decidimos volver al hotel para evitar la lluvia que empezaba a caer. Esa noche salimos por Covent Garden para poder ver el ambiente que había allí de noche.

TERCER DÍA
En nuestro segundo y último día completo en la ciudad decidimos coger el metro hasta Knightsbridge para poder ver Harrods, esos grandes almacenes con precios algo escandalosos que no necesitan presentación porqué se sabe cuales son, y después nos dirigimos hacia el Museo de Historial Natural. 
La entrada es gratuita y, al menos a nosotros, nos pareció una visita entretenida, aprendimos algo nuevo y descubrimos un museo inmenso dentro de un edificio realmente bonito a nivel arquitectónico. En él puede hacerse un recorrido por los dinosaurios, donde veremos a un T-Rex que se mueve e intenta asustarnos con sus alaridos, un mini safari, nuestro propio cuerpo y una escalera mecánica que nos traslada al mundo de los planetas.

Cuando salimos del museo nos adentramos en Hyde Park y Kensington Gardens y estuvimos paseando. Antes de llegar al parque puede verse por fuera el Royal Albert Hall y una vez dentro del parque el Albert Memorial, una gran estatua que se cruza en nuestro camino.

Después de comer en un establecimiento de pizzas y ensaladas que encontramos por los caminos que recorren los jardines, nos dirigimos hacia el barrio de Notting Hill y visitamos varias tiendas de segunda mano y discos que fuimos encontrando. También buscamos la calle de Portobello Road y la casa que aparecen en la película del mismo nombre, aunque si no lo hubiésemos hecho, tampoco nos habríamos perdido nada del otro mundo, la verdad.

Después de recorrer el barrio decidimos coger varios metros hasta que llegamos a Baker Street, donde encontramos los mejores gofres que hemos podido comer hasta ahora y después nos dirigimos a realizar la visita a la Casa-Museo de Sherlock Holmes. Allí un Doctor Watson muy simpático nos acompaña durante nuestra visita a la casa y a las historias que hemos podido leer de este personaje a lo largo de los años. No tiene un precio elevado y si os gusta este personaje y las novelas en las que aparece, así como las películas, vale la pena verlo.
Justo al lado del museo pueden verse 2 tiendas muy curiosas. Una esta completamente dedicada a los Beatles y otra a los Rolling Stones y en ellas se pueden adquirir todos los objetos de merchandising que podamos imaginar.
Para acabar el día decidimos ir a pasear por el barrio del Soho y adentrarnos en las calles de los teatros para ver el ambiente de la gente que entraba a ver las funciones.

ÚLTIMO DÍA
El viaje se acababa y solo disponíamos de la mañana libre antes de tener que irnos al aeropuerto para embarcar hacia Barcelona, así que habíamos reservado la visita del British Museum para ese espacio de tiempo. Nos levantamos pronto y nos fuimos hacia el museo con intención de ver todo lo que pudiésemos.
Recorrimos las galerías romanas y egipcias, etruscas, griegas,… vimos todo lo que pudimos, y aún así salimos con la sensación de habernos dejado muchas cosas. 
Ya os digo también que soy una apasionada de la cultura romana y griega, de hecho hice letras en el instituto y adoraba estas asignaturas por lo que recorrer las estaturas, monedas, partes de edificios, y un sinfín de objetos más de la época, seguramente me llevo más tiempo del que otras personas le dedicarían.

Tengo unos conocidos que viajaron a Londres hace poco y pudieron visitar muchísimas más cosas, pero a parte de ello, dedicaron cada día un espacio de tiempo para acercarse al museo (se alojaban en el hotel que os he recomendado al principio, por lo que estaban al lado). Su idea de visitar de esta manera el museo me pareció práctica, porque no colapsas la mente de arte y puedes ir descubriendo cada día un espacio del museo.

Cuando pueda volver a Londres prometo traer un post con muchos más rincones para ver y visitar ;-)


Comentarios

  1. Con poco tiempo y poco dinero, no se puede pedir más. Os aconsejo que repitais más adelante con más tiempo y más medios, porque merece la pena. Pero gracias por demostrarnos con tus explicaciones que para viajar sólo hacen falta ganas. Felicidades

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  2. Thanks for recommendations. I think that I should go there in low cost mode. Thanks for the information!!

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