MADEIRA: ISLA DE CONTRASTES

Para el verano 2014 íbamos completamente perdidos. No sabíamos a donde viajar, teníamos un presupuesto limitado que no daba para cumplir sueños viajeros y nos íbamos de fecha para hacer reservas.
Pero un día, desde nuestra agencia de confianza, nos hablaron de Madeira, nos propusieron un formato de viaje y se acabaron todas las dudas.

Madeira es una isla de contrastes, un lugar de descanso y playa (limitadas, hablamos de una montaña en medio del mar), un paraíso para los amantes del verde y el trekking (como nosotros) y una isla llena de ciudades con mucho patrimonio cultural.

En general, se trata de una isla económica. Algunas atracciones pueden estar algo infladas por el turismo, pero todos los precios son asequibles y es fácil degustar comida típica a muy buen precio en cualquier sitio.
Y hablando de placeres culinarios, no está permitido volver de unas vacaciones allí sin haber probado Las Espetadas, que son algo así como un pincho de carne y acompañarlas del tradicional Bolo do Caco, el pan típico de Madeira. Para acabar la comida y hacerla bajar, un chupito de Poncha y a seguir el recorrido.

* Para los amantes del vuelta y vuelta en la playa, existe la posibilidad de coger un ferry o vuelo hasta Porto Santo, isla cercana, para encontrar lo buscado. Aquí se dispone de 10km de arena dorada para relajarse con un bañito en el mar, pasear, broncearse, etc.
También en Funchal pueden encontrarse grandes Resort con varias piscinas donde disfrutar de este tipo de oferta vacacional. 


Detalles prácticos:
Nuestro viaje fue de 8 días, con vuelo directo Barcelona – Madeira.
Hotel Four Views Baia
Nos alojamos en el Hotel Four Views Baia, un 4* muy completo, con una ubicación excelente en Funchal para poder llegar a pie al centro, piscina del tamaño adecuado para descansar tras una larga jornada caminando y un Spa para días especiales.
En el paquete vacacional que nosotros habíamos contratado, venían incluidas 2 entradas por persona para el Spa. Las aprovechamos a base de bien los días que volvíamos de hacer las rutas más extensas de trekking.
En temas de movilidad, cogimos un coche de alquiler 4 días, no nos hizo falta para el resto.
Si uno va a querer moverse con libertad por la isla y recorrerla de principio a fin, es muy recomendable disponer de un vehículo. Además resulta tremendamente curioso llegar a los sitios de interés y ver un gran número de replicas del mismo coche que llevas en todos los parkings y carreteras.

Día 1: Llegada y vuelta de reconocimiento
Llegamos a Madeira a las 12.30h del mediodía. Llevábamos los traslados incluidos. Una vez en el Hotel, hicimos el check in, vaciamos la maleta y salimos a buscar un lugar donde comer.
Muy cerca del Hotel hay un gran centro comercial, La Vie Funchal, que fue nuestra salvación ese primer día, porqué entre unas cosas y otras se había hecho bastante tarde.

Tras comer, salimos a la aventura. Como hemos comentado, nuestro Hotel estaba muy bien situado, pudiendo ir andando al centro de Funchal. La ida era todo bajada y para volver al hotel descubrimos que en Taxi nos costaba apenas 3€ el viaje.

Lo dicho, salimos a la aventura y empezamos a recorrer el centro histórico de la ciudad y a hacernos una idea de donde andaba ubicado todo lo que nos esperaba para el siguiente día.
Paseando paseando acabamos recorriendo prácticamente toda la capital. No es muy grande y muchas calles son peatonales, por lo que es fácil dejarse llevar y pasear sin rumbo.
 
La zona Velha de Funchal es el barrio con más personalidad de toda la capital y es de visita obligada. Las calles son adoquinadas, con la típica calzada portuguesa y hay que perderse por sus recovecos.
Una de las calles principales es la Rua de Santa Maria. Está repleta de bares, restaurantes, tiendas y galerías de arte. Lo más llamativo es que cada establecimiento tiene decorada su puerta de entrada con murales dibujados por diferentes artistas.

También es visita obligada el Mercado Lavradores, que abre todos los días menos los domingos.
Es recomendable ir por las mañanas, que es cuando hay más productos y más movimiento.
Lavradores es un punto de encuentro para gente de toda la isla, que vienen del campo para vender sus productos y comprar otros nuevos.

Además los precios de los productos suelen ser más bajos que en los supermercados de la isla.
No solo se puede encontrar fruta, también hay puestos de flores, de mimbre, recuerdos, bebidas típicas, pescado, etc.

De vuelta al hotel, bañito en la piscina para refrescarse y relajarse, una ducha y salimos a cenar. Acabamos en una pizzería del mismo centro comercial en el que habíamos comido al mediodía.

Día 2: Descubriendo Funchal a fondo
En este segundo día en Madeira nos propusimos conocer todos los lugares de interés de la capital. Por ello, nos levantamos prontito, cruzamos la ciudad y nos fuimos a coger el teleférico que nos iba a subir a Monte. Esta zona de la ciudad se desarrolló a finales del s.XVIII como un elegante y saludable refugio del calor y el ajetreo de la capital.
Toda la zona de Monte esta llena de quintas pertenecientes a la gente adinerada.

Aquí teníamos 3 objetivos, visitar la Iglesia de Nossa Senhora do Monte, ver el Jardín Tropical y observar una de las tradiciones turísticas más conocidas de Madeira, Los Carros de Cesto. Os lo cuento mejor, se trata de unos carros hechos de “cesta” que se deslizan cuesta abajo por las calles de Monte hasta llegar a Livramento, al norte de Funchal. Los manejan los Carreiros, que visten todos del mismo modo, al estilo tradicional de esta atracción. Os dejo una foto para que sea más fácil hacerse una idea.
Van a una velocidad de vértigo y el único freno son los 2 Carreiros que lo conducen. Impresiona bastante verlo. No puedo hablaros de la experiencia de subirse porqué no lo probamos.

El teleférico realiza un trayecto que dura 15min durante los cuales veremos una panorámica aérea de la ciudad que nos lleva a sacar mil fotos y disfrutar de las vistas.
Existe la posibilidad de coger la entrada combinada con el Jardín Tropical, que nos sale algo mejor de precio que por separado.
Al haber madrugado para llegar pronto, fuimos los segundos en coger el teleférico y nos permitieron ir solos en la cabina, lo que da mucha ventaja para no perderse ningún paisaje ni pelearse por sacar una fotografía.

Para mí, en especial, el Jardín Tropical fue una de las mejores visitas del día.

Está situado en la cumbre de la colina de Monte y rodeado de impresionantes vistas a la bahía de Funchal.
Es un lugar lleno de historia y que data del s.XVIII. Fue un hotel de lujo y ahora de ha transformado en un jardín y museo que pertenece a una Fundación.
Se pueden encontrar gran variedad de flores exóticas y plantas provenientes de diferentes continentes, así como diferentes especies de fauna salvaje. Además sorprende con toques de estilo oriental que le dan un aire un más mágico.

La visita, y no estoy exagerando nada, nos llevó más de 2h. En la entrada te facilitan un plano para que puedas ir siguiendo el recorrido y así no dejarte ningún espacio sin visitar. Hay que tener en cuenta este tiempo allí dentro para poder organizar la mañana ya que es recomendable que bajemos a comer de nuevo a Funchal.
Carro da Cesta

Hay un punto del Jardín, en el lateral derecho (según el mapa) en el que tendremos una visión directa de los Carros da Cesto en plena bajada. Es fácil reconocerlo por el ruido que hacen al deslizarse por el pavimento. Allí podremos grabar o fotografiar su descenso.

Una vez cumplidos nuestros objetivos en Monte, cogimos de nuevo el teleférico y volvimos a Funchal, dirección al Madeira Story Center, que se encuentra justo enfrente del edificio del teleférico.
Se trata de un museo moderno e interactivo sobre la historia y la cultura de la isla de Madeira.
No os diré que es imprescindible, pero si un museo que nos ayuda a entender como se formó Madeira y toda su historia hasta la actualidad. Nosotros disfrutamos la visita y fue agradable pasar un rato alejados del sol.

Acabada la visita, llegó la hora de comer. Ya os he ido diciendo que eso en esta isla en concreto no es un problema y menos en Funchal. Oferta variadísima, solo hay que pasear entre los restaurantes y elegir el que más gracia nos haga.

Bodegas Old Blandy
Justo después de comer nos fuimos dirección a Bodegas Blandy (tienen la entrada combinada con el Madeira Story Center y ya llevábamos la visita reservada).
Con su vigueria antigua y sus patios adoquinados, las Bodegas Old Blandy conservan el ambiente de los viejos tiempos. Están ubicadas en lo que queda de un antiguo monasterio franciscano del s.XVI.
La bodega ofrece visitas guiadas en las que te dan detalle de la historia de la empresa y que finalizan con una cata de sus vinos más representativos.



* Como dato importante: Si se quiere comprar alguna botella, ofrecen la posibilidad de recogerla en el aeropuerto, en una tienda que tienen pasado el control de seguridad.

Nuestro siguiente destino fue una turistada total, muy negociada y con algún quejido cuando íbamos de camino. Nos dirigíamos hacia el Museo CR7, ubicado en la zona donde se encuentran la mayoría de grandes Resort de la ciudad.
No tiene mucho misterio decir que el museo esta dedico a la historia del futbolista Cristiano Ronaldo, actual jugador del Real Madrid.
El espacio, con más de 400 metros cuadrados, acoge trofeos, fotografías, vídeos y una estatua de cera del jugador.
Pese a las protestas iniciales, la visita no estuvo mal. Él es un emblema de la isla, por lo que acabamos incluyéndolo en nuestro plan de viaje.

Saliendo del museo, un paseo sin rumbo más por Funchal y de vuelta al hotel. Al día siguiente nos esperaba el coche de alquiler.


Día 3: Picos, alturas y pueblos con encanto.
Nuestro tercer día en Madeira empezó esperando en la recepción del hotel a que nos entregaran el coche de alquiler. Estas cosas nunca son tan rápidas como a uno le gustaría, pero en fin… Forma parte del trámite.
Ya con nuestro coche, un Renault Clío, nos pusimos en marcha y nuestro primer destino fue Pico Arieiro, el tercer pico más alto de Madeira, con una altura de 1818m.

En el trayecto hasta la cima sorprende como va cambiando el clima. Pasamos el calor algo bochornoso de la costa a casi no ver por la niebla. Y cuando llegamos arriba el viento y el frescor nos estaban esperando.

Las vistas que ofrece la cumbre son impresionantes, con un mar de nubes sobre las formaciones rocosas y una panorámica 360º de los picos de la isla.

Funchal desde Pico dos Barcelos
Desde la cima es posible empezar varias rutas de trekking por los picos más importantes o dar un paseo más simple para ver el paisaje. Eso sí, si queremos hacer alguna ruta de senderismo desde este punto, es muy importante ir bien equipado y con el calzado de montaña adecuado. Además, como hace un fresquito importante, es mejor ir con algún tipo de abrigo. Y agua, mucha agua. No hay bares en medio de las montañas.

Bajando de Pico Arieiro en dirección a Eira do Serrano, decidimos parar en un mirador desde el que conseguimos unas vistas realmente buenas sobre todo Funchal. Nos dedicamos a identificar aquellos sitios que habíamos visto en los dos días anteriores. El mirador se llama: Pico dos Barcelos.

Eira do Serrado es un mirador, una vez más de vértigo, sobre la zona de Curral Das Freiras o “El Valle de las Monjas”.
Se trata de un pequeño pueblo ubicado casi perpendicularmente entre las montañas del corazón de la isla.
Curral das Freiras desde
Eira do Serrado
En 1566 las monjas del Convento de Santa Clara, en Funchal, huyeron de unos piratas de atacaban la ciudad y se refugiaron en este poblado junto a sus más preciados tesoros.

Antiguamente se trataba de un pueblo muy aislado y sus habitantes vivían de lo que cultivaban. Las castañas eran su ingrediente principal.
En la actualidad, existe un túnel que nos lleva hasta el mismo pueblo. El túnel es completamente nuevo y para llegar el pueblo hace bajada. Vale mucho la pena la experiencia.



Hecha esta parte del recorrido, se nos hizo la hora de comer y coincidió que en medio de la carretera vimos un pequeño bar/restaurante con muchos coches aparcados a lo largo de la vía.
No tenía nada de lujos y podía hasta parecer algo viejo, pero comimos a las mil maravillas y, como ya he dicho varias veces, a un precio más que asequible. Nosotros elegimos una de las mesas que estaban en el exterior y pedimos una Espetada adobada.
Ribeira Brava
Siempre se ha dicho que si un bar de carretera tiene muchos coches/camiones fuera es porqué la comida es buena, y en este caso el dicho acertaba de pleno.

El plan de la tarde fue completamente costero. Visitamos las poblaciones de Ribeira Brava y Camara de Lobos. (Añadir aquí que para los amantes de las playas, en estas poblaciones las hay en pequeñas dimensiones pero aptas para el baño).

Camara de Lobos
Camara de Lobos es un pueblo que destaca por tener de un lado un pintoresco barrio, el antiguo pueblo de pescadores, y por otro lado, un centro moderno con muchos lugares para el ocio.
Nosotros centramos la visita en la zona pesquera y de ahí fuimos bordeando el mar.

En Ribeira Brava también nos dedicamos a pasear por la zona playera y aprovechamos para tomar un helado frente al mar.

Visto los dos pueblos, de nuevo en nuestro Clío, pusimos rumbo a Cabo Girâo, que se encuentra ubicado entre estas dos poblaciones.
Cabo Girâo es famoso por su acantilado, el segundo más alto del mundo, con 589 metros. En él encontramos un mirador siempre lleno de turistas por sus espectaculares vistas sobre el mar y la costa de Madeira.
En el punto más alto del mirador se encuentra una pasarela de cristal que se inauguró en 2012 para los más atrevidos que quieran sentir que vuelan sobre el acantilado. Las vistas son realmente increíbles, una visita imprescindible en nuestra ruta por la isla.



Día 4: Trekking y tradición
Madeira es el paraíso para los amantes del trekking.  Ofrece una variedad de rutas increíbles con las que llegar a paisajes difíciles de ver desde la carretera o en sandalias.

Nuestro 4º día en la isla empezó con una de las rutas de trekking más curiosas que hemos hecho nunca: Vereda da Ponta de Sâo Lourenço.
Ruta de 4km de recorrido (más 4km de vuelta) con una duración de entre 2 y 3 horas según el ritmo de caminata y las paradas hechas durante el camino.
Se empieza y se acaba en el mismo punto y no es una ruta de gran dificultad, pero si que hay puntos donde las personas con vértigo pueden tener alguna dificultad.
Durante la ruta no encontraremos apenas sombras, por lo que es importante ir equipados con agua, sombrero y protector solar.
Nosotros fuimos muy suertudos porqué el día estuvo bastante nublado y nos permitió hacer el camino sin casi exponernos al sol.

Este camino se encuentra situado en la zona este de la isla, justo en la punta de Caniçal.
A lo largo del camino podemos contemplar las diferencias entre la zona norte y sur de la isla, siendo la sur muy tranquila y viendo la agresividad del mar en el norte.
También al sur podremos ver las “Ilhas Desertas” y al norte Porto Santo.

Después de varios kilómetros se puede bajar a la playa y disfrutar de un baño en aguas tranquilas.
Justo por encima de esta ruta, entran y salen todos los aviones a Madeira por lo que es muy curioso ver como hacen las maniobras de aproximación al aeropuerto, uno de los más complicados que existen ya que esta justo ubicado encima del mar y tiene una pista de tamaño algo limitado (aunque hace algunos años le pusieron un añadido sobre el mar para alargarla.)

Casinhas de Santana
Acabada la ruta, nos sacudimos la arena de las botas y de vuelta en el coche pusimos rumbo a Santana, parando en el camino cada vez que algo nos llamaba la atención.

Uno de los iconos de la isla, es la casa típica de campo, con techo de paja y flores colgando de sus ventanas. En Santana tenemos el mejor ejemplo de ello, ya que convertidas en tiendas de productos típicos, las encontraremos en una céntrica plaza del pueblo. Es otra de las visitas imprescindibles de la isla. Las Casinhas de Santana son casas triangulares con techos a dos aguas, de colores rojos y azules. Las paredes son de piedra y los techos de paja.

Para comer, si vais en dirección a Ribeiro Frio para hacer la Vereda dos Balcoes, encontrareis varias opciones de restaurantes de comida típica que nos os defraudaran.
Nosotros elegimos el que más nos gustó, pero todos tenían una pinta excelente.

Balcoes
La Vereda dos Balcoes tiene un trayecto de 1,5km de ida + 1,5km de vuelta. Se tarda apenas 1h en recorrerlo y es una ruta muy fácil. Vimos a gente con zapatos nada adecuados, incluso con tacones, y por allí iban también. Se vuelve por el mismo camino, así que no nos tendremos que preocupar por el coche.

Esta ruta tiene como destino el mirador de los Balcoes, después de un recorrido entre el verdor típico de la floresta de Madeira.
Desde el mirador se pueden contemplar varios picos de la isla y es un sitio perfecto para la observación de aves.


Nosotros la hicimos después de comer y la verdad es que apenas nos cruzamos con gente, sobretodo a la ida.

Este día decidimos volver un poco antes al hotel por el cansancio del día y ese sentimiento de no sentir apenas ya las piernas. No hay nada mejor que un bañito después de hacer trekking para recuperar la energía.

Día 5: Cuevas y costa
Empezamos el 5º día en la isla poniendo rumbo a Sâo Vicente, en el norte de la isla. Allí se puede visitar el Centro Volcánico y unas cuevas adyacentes, conocidas como las Grutas de Sâo Vicente.
El Velo de la Novia
Se cree que en este punto es donde comenzó a formarse la isla de Madeira y este centro nos permite conocer más sobre la historia de la isla en materia geológica, viendo paso a paso como fue formándose hasta tener las dimensiones actuales.
Las cuevas consisten en un extenso tramo de tubos de 1000m que fueron tallados por la lava hace más de 400 mil años.
Una visita recomendable para conocer mejor la aparición de la isla de Madeira.

Siguiendo la carretera del norte dirección a Porto Moniz, encontraremos un mirador en Seixal desde donde podremos ver “El velo de la novia”, una cascada que cae de lo alto de un acantilado hasta chocar con el mar. Según la época del año, el velo tiene más o menos volumen, pero no deja de ser una bonita vista por la que hacer un alto en el trayecto.

Piscinas naturales Porto Moniz
Porto Moniz es una localidad del noroeste de la isla, pequeña y agradable. Es famosa, principalmente, por sus piscinas naturales formadas entre rocas volcánicas.
Además, Porto Moniz tiene el puerto más seguro de la costa norte y un helipuerto.
La visita a las piscinas naturales es totalmente recomendable. Además su precio de entrada es muy económico, costando apenas 1,50€ por persona.

Vistas desde Achadas da Cruz



Al salir de la población, vale la pena llegar hasta el Miradouro de Santa, por sus vistas sobre Porto Moniz.

Nuestro último destino este día fue Achadas da Cruz, donde este ubicado un teleférico que conecta esta población con la playa. La caída es impresionante, así como las vistas.
Aquí tuvimos realmente mala suerte, ya que cuando llegamos hasta él, estaba en tareas de mantenimiento, así que tuvimos que conformarnos con admirar las vistas desde lo alto.

Día 6: La gran ruta de trekking
Para este día teníamos un único y completo objetivo: Realizar la ruta de “Levada do Risco y 25 Fontes”.
Este sendero tiene un recorrido de 4,6km de ida + 4,6km de vuelta y se tarda entre 3 y 4 horas en completarlo, siempre dependiendo de las paradas que realicemos en el camino y nuestra rapidez al andar.

Tiene su inicio y final en Rabaçal, por lo que no hay que preocuparse por el coche.

* Dato importante: Desde donde dejamos el coche hasta el punto real de inicio de la ruta hay un desnivel importante en un trayecto de 30min de bajada a buen ritmo. Existen unos taxis/autobuses que por un módico precio nos cubre el recorrido. Nosotros hicimos la ida a pie, pero de vuelta esperamos a uno de estos vehículos.

Risco
La levada de las 25 Fontes es una de las más populares de la isla. Su nombre se debe al número de fuentes o pequeñas caídas de agua que se pueden contar cuando llegamos al final de la misma.
25 Fontes
Durante el camino vamos a ir siempre acompañados por un riachuelo por el que podremos ver incluso peces nadando. Además podremos observar paisajes increíbles y mucha variedad de flora y fauna regional.

Completada 25 Fontes, hay que seguir el camino por la indicaciones que llevan hasta Risco, donde se contempla una cascada de grandes dimensiones y de ahí se vuelve al punto de inicio.


Día 7: Día de relax paseando en barco
El último día completo en la isla empezó despidiéndonos del Clío que nos había acompañado durante varios días. Tras entregarlo nos pusimos en marcha hacia el puerto para hacer otra turistada: Coger un catamarán para observar delfines y ballenas y acabar con un baño en alta mar.
Ya lo habíamos hecho antes en otros viajes, pero no deja de ser una excursión bonita para pasar unas horas, ver los divertidos saltos de los delfines y relajarse y coger algo de color respirando aire de mar.
La excursión te llevaba a bañarte justo debajo de Cabo Girâo, lo que le añadía algo de encanto.

Dedicamos el resto del día a comer tranquilamente, hacer algunas compras de última hora y finalmente relajarnos en la piscina del hotel.

Día 8: Todo tiene un fin
Nuestro vuelo salía a las 14h, así que este último día solo dio para acabar de cerrar las maletas, desayunar con calma y esperar a que vinieran a buscarnos para ir hacia el aeropuerto.

Madeira nos sorprendió muy gratamente. Siempre nos ha gustado el trekking y este tipo de viajes e islas, pero no esperábamos que nos llegase a cautivar tanto como lo hizo. Es una isla que tiene mucho por ofrecer y creo que puede resultar para todos los gustos.
Os animo muy sinceramente a probar y descubrir que puede ofreceros Madeira para volver con una sonrisa y un recuerdo imborrable.






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