REPETIMOS WAYNABOX: 3 DÍAS EN LISBOA

En un post anterior os explicaba que es Waynabox y como había sido nuestra primera experiencia con este tipo de viaje sorpresa.

El pasado mes de abril, mi hermana y yo repetimos.

Lo habíamos reservado en el mes de febrero y resultó que en la lista de destinos posibles había algunas ciudades que ella había visitado hacía poco o a las que iba a volver este 2024. También estaba uno de mis destinos 2024, pero teníamos la esperanza de que nos tocara algo diferente. En esta ocasión, volvimos a descartar Niza y se nos descartó Milán automáticamente por ya haber estado con ellos allí.

Siguiendo con el juego que iniciamos el año anterior, este año la que iba a saber el destino era yo. Ella lo descubriría en el aeropuerto.

Llega el día de revelación y descubro que vamos a visitar Lisboa, una ciudad en la que yo nunca había estado, pero a la que mi hermana iba a volver en junio.

No somos de dramas, así que planeé un viaje para descubrir la ciudad, pero sin entrar en mucho detalle, para que a ella le quedara mucho por hacer cuando fuera y yo tuviera la excusa perfecta para volver y rematarlo conociendo Sintra, población a la que le tengo muchas ganas.


VUELOS

Esta vez nos cogieron los vuelos con TAP Portugal. Les tengo una manía profunda desde mi viaje a Azores, pero tengo que reconocer que esta vez salió todo perfecto.

Además los vuelos tenían unos horarios magníficos para aprovechar los 3 días que íbamos a estar en la ciudad.

Llegábamos a Lisboa el sábado a las 7 de la mañana y regresábamos el lunes a las 22h a Barcelona.


HOTEL

Como es habitual con Waynabox, nuestro hotel no estaba en el centro de la ciudad, pero si que estaba perfectamente comunicado con el metro y el aeropuerto.

Contaba con todos los servicios que se puedan necesitar y nos guardaron las mochilas tanto el día de llegada como el día que nos fuimos.

Era el Turim Alameda Hotel: https://turim-hotels.com/es/turim-alameda-hotel/


TRANSPORTE

Investigando sobre nuestras opciones para movernos por la ciudad, vi que si no íbamos a coger tarjeta turística (se lo dejo a mi hermana para junio), la opción que nos salía más a cuenta era la tarjeta de transporte que te cubre 24h.

Cogimos una para cada día y le sacamos mucho partido, ya que incluye metro, bus, tranvías e incluso los elevadores más famosos de la ciudad, así como los tranvías clásicos.

El primer paso es hacerte con el abono de transporte público Carris, que es la tarjeta de cartón donde se van cargando los billetes que compres. Vale 0,5 céntimos y se puede usar durante 1 año.

Después solo tienes que cargar esta tarjeta con los pases de 24h que quieras. Cada uno de ellos vale 6,80€. Si tenemos en cuenta que el billete sencillo vale 1,80€, la opción 24h es la mejor.

De todos modos, si vas a estar varios días en la ciudad y quieres entrar en los principales edificios y monumentos, te aconsejo mirar la Lisboa Card. A mi hermana por ejemplo, es la opción que mejor le sale para cuando viaje en junio.


¿CÓMO LLEGAR DEL AEROPUERTO A LA CIUDAD?

Pues en esta ocasión, Lisboa nos lo pone muy fácil.

Nada más salir de la terminal nos encontramos la entrada al metro. La línea del aeropuerto (la roja) conecta directamente con la ciudad y ofrece trasbordos que cubren las principales zonas donde puede ser que tengas tu alojamiento.

Nuestro hotel estaba en la misma línea del aeropuerto (30min de trayecto) y justo era punto de intercambio con la línea que nos llevaba hasta el centro en apenas 15min.


Y vamos allá con la explicación de lo que hicimos cada día:

SÁBADO

Llegamos a Lisboa a las 7 de la mañana. Aunque primero fuimos al hotel a dejar las mochilas, a las 8 y poco ya nos encontrábamos en el centro de la ciudad. Al ser sábado, las calles estaban casi desiertas y fue curioso ver el centro así. Más tarde ese mismo día lo veríamos al contario, llenito de gente.

Lo primero que hicimos fue desayunar en una cafetería que encontramos cerca de la Plaza del Comercio. Nos habíamos levantado a las 3 de la mañana y el hambre apretaba.

Tras ello, recorrimos con calma la Vía Augusta, calle principal del centro y peatonal, hasta admirar y cruzar el Arco Rua Augusta que nos lleva hasta la Plaza del Comercio y el pequeño muelle que hay frente a ella. A estas horas de la mañana, apenas nos cruzamos con uno pocos turistas madrugadores.

Para esta primera mañana en la ciudad queríamos visitar el barrio de Belém, así que en la misma plaza nos subimos al tranvía 15E que nos llevaba hasta allí en un trayecto de más de 45min.

Un pequeño truco: La mayoría de los turistas cogen este mismo tranvía para llegar a Belém, pero lo hacen desde la parada de Cais do Sodre. Si queréis tener alguna opción de sentaros, cogedlo antes.

Nos bajamos en la parada Lg. Princesa y en apenas 5min andando llegamos a la Torre de Belém.

Esta torre construida en el siglo XVI es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Inicialmente usada como torre defensiva de la ciudad, pasó posteriormente a usarse como faro y centro aduanero.

Si lleváis la Lisboa Card, tenéis la entrada incluida. Nosotras nos limitamos a admirarla por fuera en esta ocasión.

A pocos metros andando de la Torre, si seguimos la orilla del Tajo en dirección al centro de la ciudad, encontramos el Monumento a los Padres del Descubrimiento. Con 52 metros de altura, sorprende a medida que te vas acercando y te das cuenta de las dimensiones que tiene cada una de las figuras que lo forman. Este monumento también es visitable, pudiendo subir a la parte superior para deleitarse con la vista del barrio y de la orilla del Tajo.

Justo frente al monumento encontramos una Rosa de los Vientos de 50 metros de diámetro. Os recomiendo pararos a ver sus detalles.

Si seguimos andando, esta vez dejando el Tajo a nuestra espalda, daremos de frente con otro de los grandes conocidos del barrio de Belén y visita obligada: El Monasterio de los Jerónimos.

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983 y alberga en su interior la tumba de Vasco de Gama, Luis de Camoes y Fernando Pessoa, grandes ilustres de la ciudad.

La iglesia se puede visitar de manera gratuita, mientas que la visita al claustro si es de pago, aunque viene incluida en la Lisboa Card.

Por lo que pudimos ver, se forman unas colas tremendas para acceder a ambos edificios, por lo que os recomiendo madrugar y evitar tener que hacer esta cola a plena solazo, sobre todo en los meses de verano. En la foto que os dejo se aprecia perfectamente la cantidad de gente que a esas horas ya estaba allí en la cola.

Tanto si visitáis el monasterio como si no, vuestra siguiente parada en el barrio de Belém se encuentra a pocos pasos. En la misma calle encontramos la famosa pastelería Pasteis de Belém. ¿Quién no ha oído hablar de los pastelitos de nata de Lisboa? El local, acostumbrado a las cantidades ingentes de turistas que se acercan tiene montado un sistema con dos colas. Una para los que quieren sentarse en la pastelería, otra para los que quieren comprar pastelitos y llevárselos. Nosotras nos unimos a esta segunda y en pocos minutos ya estábamos comiéndolos a la salida del local junto a los demás turistas.


Están realmente buenos y el hojaldre es delicioso. Además, pese a estar rellenos de crema, no se hacen nada empalagosos. Te dan un sobrecito con canela y otro con azúcar en polvo para que puedas echarlos sobre tu pastel. Con canela están increibles.

Para que os hagáis una idea de timmings, sin haber entrado en los monumentos, a estas alturas apenas eran las 11 de la mañana. No hay nada como un madrugón para que el día cunda.


Para llegar a nuestra siguiente parada del día volvimos a coger el tranvía 15E, pero esta vez de vuelta hacía el centro de Lisboa, bajándonos en la Estación de San Amaro. Siguiendo recto por la calle que transita el tranvía, a unos 10min encontramos la entrada al LxFactory, un histórico complejo industrial que se encuentra a los pies del Ponte 25 de Abril

A día de hoy se ha reformado este complejo y esta lleno de establecimientos de arte, tiendas de estilos variados y muy diferentes a las típicas del centro de la ciudad y una gran oferta de restauración para todos los gustos. Nos recordó al Palo Alto Market que se celebra en la ciudad de Barcelona.

Os recomiendo pasear y recorrer todas las tiendas porqué son muy únicas en la ciudad, pero una visita obligada es la Librería Ler Devegar. Su colección de libros y vinilos es realmente increíble y, aunque seguramente no compres ninguno de sus ejemplares, es más que recomendable recorrerla y dejarte asombrar por como han adaptado una antigua fábrica para convertirla en lo que es hoy. Aún conservan parte de la maquinaria original.

El local también tiene una cafetería, por si os apetece coger algunos de los libros y ojearlo mientras os tomáis algo.


Como íbamos con los horarios cambiados por el madrugón, decidimos comer en LxFactory sobre las 12.30h. Después de revisar toda la oferta, nos decidimos por un restaurante japonés, aunque si visitáis la zona, veréis que las opciones son múltiples y para todos los gustos.


Ya con la tripa llena seguimos con nuestro día, cogiendo de nuevo el tranvía hasta Cais do Sodre para visitar el Mercado da Ribeira.

Este mercado tiene 3 espacios diferenciados. En la parte derecha encontramos el típico mercado con todo tipo de productos frescos que abre hasta el mediodía. Después tiene un paseo central donde diferentes artistas y artesanos venden sus artículos. Nosotras nos hicimos con unos pendientes y un collar con motivos típicos portugueses que vendía una artesana local. Y, por último, una gran nave en la parte izquierda que se ha convertido en un punto de encuentro para comer. En ella encontramos multitud de puestos que rodean la nave ofreciendo todo tipo de comidas. Toda la zona centro esta llena de mesas que la gente puede ocupar para comer los platos que haya comprado.

Suerte que ya habíamos comido porqué el mercado esta llenísimo y hubiera sido complicado encontrar un sitio donde sentarse.


A poca distancia del mercado encontramos una turistada llamada The Pink Street. Si estáis por la zona, os podéis acercar por curiosidad. Se trata de un tramo de calle pintado de color rosa y decorado con un techo de paraguas de colores que os encantará si sois de buscar el toque instagrameable. No sé si buscado o no, pero en los locales de esta calle encontramos a un montón de grupos de despedidas de solteros que comían allí. Como decía, curioso de ver.


Tras darnos una vueltecita por las calles de los alrededores del mercado y entrar en algunas tiendas típicas de recuerditos (los que me seguís, ya sabréis que me encantan), decidimos ir un rato al hotel a coger la habitación, refrescarnos un poco y descansar las piernas. No os engaño si os digo que llevábamos más de 20.000 pasos a estas alturas. 

Creo que aún no lo he comentado, pero pese a ir en abril, pasamos mucho calor. Con temperaturas entre 25 y 27 grados, el sol picaba con fuerza y teniendo en cuenta que Lisboa es todo cuestas, el calor no ayuda. Mi cara lo sufrió este primer día y me quemé bastante. ¿Quién se acuerda de ponerse protector solar a las 3 de la mañana?


A media tarde y con energías renovadas se nos ocurrió la maravillosa idea de subir a la zona del Castillo a pie y visitar algunos de sus famosos miradores. Por favor, sed más listos que nosotras. Hay autobuses y tranvías maravillosos que te suben. No hace falta dejarse el higadillo, los gemelos, las rodillas y los pies en el intento.

Para cuando conseguimos llegar arriba, la lengua nos llegaba al suelo. Además, subimos callejeando por la parte trasera y, en esa zona, las cuestas son aún más pronunciadas.

No entramos en el Castillo, pero si que pudimos recuperar el aliento en dos de los miradores más famosos de la zona: el Miradouro das Portas do Sol y el Miradouro de Santa Lucía.


Además, en esta zona, recorriendo el barrio de Alfama vamos a poder ver en repetidas ocasiones a los tranvías clásicos sorteando turistas y cuestas.

De hecho, desde los miradores, siguiendo las vías del tranvía en sentido descendente, llegamos a la Sé de Lisboa, su catedral. A esta si que decidimos entrar para poder ver el interior y las vistas desde el
balcón frontal.

Una de las fotos más típicas que habremos visto todos de Lisboa es la del tranvía clásico pasando frente a la catedral. Justo coincidió que al salir se cruzó en nuestro camino.

Siguiendo las vías del tranvía, como habíamos hecho hasta ahora, fuimos descendiendo por el barrio de Alfama hasta llegar de nuevo a la zona de la Plaza del Comercio.

De bajada, lógicamente, se aprecia mejor el encanto de este barrio tan peculiar y con tanto carácter y nuestras piernas nos lo agradecen.

Para cuando llegamos abajo, eran entorno a las 19h y decidimos dar el día por acabado. Compramos unas pizzas para cenar y nos las llevábamos hasta el hotel.


DOMINGO

Para nuestra mañana de domingo reservé un freetour a través de Guru Walk

Es la primera vez que he reservado a través de esta web y la experiencia ha sido tan buena, que ya he hecho las reservas para las vacaciones de verano también con ellos.

Me decidí por un freetour por Lisboa que incluía degustación. El recorrido y la duración me parecieron muy adecuados y acerté de pleno. Uno de los mejores freetours que hemos hecho. 

Os dejo el link: https://www.guruwalk.com/es/walks/30696-free-tour-de-lisboa-historia-datos-divertidos-y-degustaciones-gratis?ref=do8riptlqiu31flp47xi

El tour comienza en la Praça Luís de Camoes, en el Bairro Alto. Este tour nos llevará a conocer este barrio, Chiado, Baixa (el centro de la ciudad) y Alfama.

Os preguntareis de que va la degustación que incluye el tour. Pues como no podía ser de otro modo, nos dan a probar un Pastelito de nata de otra de las pastelerías más famosas de la ciudad, situada en la Rua Augusta en Baixa.

Adriana, nuestra guía, nos fue contando sobre la historia de Lisboa y todos los lugares que visitamos con mucho detalle, pero haciéndolo muy ameno. Realmente se nota que disfruta de su trabajo y consiguió que todo el grupo la siguiera y participara durante las casi 3h que estuvimos juntos.

El tour acabó en el Miradouro da Portas do Sol, donde ya habíamos estado el día anterior.

Bajamos hasta la zona de la Rua Augusta para comer y después volvimos a subir al punto de partida de nuestro tour ya que teníamos una visita pendiente.

Muy cerca de la Praça Luís de Camoes encontramos la histórica Librería Bertrand. Fundada en 1732 esta librería cuenta con un récord Guinness muy particular y relevante, ya que es la librería que más años lleva abierta al público de todo el mundo.

La librería es amplia y cuenta con lo mejor de la literatura a nivel mundial. Además vende las obras de los artistas lusos más importantes traducidas a varios idiomas.

Algo muy curioso que descubrimos es que cuando compras un libro, al pagar, te ponen en él un sello que indica que lo has comprado allí, en la librería más antigua del mundo. Me pareció un souvenir increíble. En mi caso, compre una guía de la ciudad para añadir a mi colección.

Tras salir de la librería volvimos a recorrer parte de las zonas visitadas en el tour, como la Estación de trenes de Rossio, con su fachada con un estilo arquitectónico muy peculiar, la Praça Dom Pedro IV, la Praça Restauradores o el Elevador de Santa Justa

Un pequeño consejo, si queréis evitaros las largas colas que se forman para montar en el Elevador de Santa Justa, podéis llegar a él por el extremo contrario, es decir, por arriba, y tomar el elevador para descender. Solo tenéis que subir al Bairro Alto, acercaros al Museo Arqueológico, y justo detrás encontrareis la parte superior del elevador.

Para llegar al Bairro Alto sin dejarse los gemelos, os recomiendo subir por las escaleras mecánicas de la Estación de Rossio o bien por el túnel que conecta las dos entradas del metro de Baixa-Chiado.


A continuación, y para acabar de pasar el resto de tarde decidimos ir a visitar algunos de los funiculares/ elevadores más conocidos de la ciudad.

En primer lugar fuimos a ver el Elevador de Bica, que conecta el Bairro Alto con la zona del Mercado da Ribeira. Error de cálculo nuestro cuando aparecimos callejeando cuesta arriba en la parada superior.


Este elevador tiene un precio aparte y no puede utilizarse en él el abono de transporte que nosotras llevábamos, pero como para un rato allí, te dejan subirte para sacar las fotos que quieras. Se aglutina bastante gente y es todo un reto, pero las vistas desde la parte superior quedan perfectas en las fotografías.

De ahí, cogimos un par de autobuses urbanos para llegar al Miradouro de Sao Pedro de Alcántara, otra de las visitas obligadas de la ciudad. Desde aquí podremos observar Lisboa a nuestros pies. El mirador se aboca sobre la ciudad y nos da también unas magníficas vistas del barrio de Alfama y el Castillo.

Coincidió que esa semana, en ese mismo mirador habían puesto varias foodtracks, así que aprovechamos para coger allí unas bebidas y sentarnos en uno de los muchos bancos que hay en las dos altura de este balcón panorámico.

Y justo al lado, encontramos otro de los elevadores por excelencia de la ciudad, el Elevador da Gloria. En él si que podemos usar nuestra tarjeta de transporte y nos deja en la parte baja de la Avenida Liberdade, los "Campos Eliseos Portugueses".

De ahí ya decidimos dar por terminado el día y coger el metro hacía nuestro hotel.


LUNES

Como no teníamos que poner rumbo al aeropuerto hasta las 17h, decidimos que íbamos a tener una última mañana de señoras.

Básicamente consistió en irnos a la 1a parada del tranvía 28, el clásico y más conocido de los tranvías de Lisboa, y cogerlo para hacer su ruta completa.

La primera parada la encontraréis justo al salir del metro en Martim Moniz. Es habitual tener que hacer entre 30min y 1h de cola para poder subir, ya que esta avanza muy poco en cada viaje. Son tranvías pequeños y la gente quiere poder sentarse, por lo que, aunque pasa con mucha frecuencia, la cola avanza lentamente.

El trayecto de punta a punta tarda entre 40min y 1h. Todo va a depender de los obstáculos que se encuentre en el camino. Pensad que circula por la zona del Castillo, Alfama y el centro. Entre otros coches, los tuc-tucs y turistas, no tiene nada fácil avanzar sin tener que pararse.


Al llegar a la última parada obligan a todos los pasajeros que queden abordo a bajarse.

En nuestro caso decidimos coger un autobús que nos llevara hasta la parte superior de la Avenida Liberdade para poder recorrerla con calma.

Nuestro objetivo era llegar a comer a un restaurante típico portugués, sobre todo frecuentado por la gente de la ciudad y que nos había recomendado nuestra guía del día anterior.

Este restaurante se llama Beira Gare y podréis encontrarlo justo enfrente de la Estación Rossio.

Comida típica portuguesa a buenos precios y con raciones realmente generosas. Nosotras aprovechamos para comer Bacalao, que lo teníamos pendiente y salimos de allí casi rodando.


Al acabar, volvimos a callejear por última vez por el barrio de Baixo y aprovechamos para hacer algunas compras de última hora.

Permitidme un último consejo: Si os apetece traeros de recuerdo algunas latas de conservas de sardinas o bacalao, os recomiendo comprarlas en un supermercado. Hay unas tiendas monísimas por la ciudad donde las venden, pero las pagareis a precio de oro.


Y hasta aquí nuestra escapada Waynabox a Lisboa.

Como os decía, mi intención es volver y entrar en todos los edificios importantes, museos y demás.

¿Qué me recomiendas?


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