ROADTRIP: 6 DÍAS EN LA TOSCANA

Verano 2025. Se avecina una ola de calor de las buenas y nosotros, para variar, tenemos las vacaciones en agosto.

Nuestros sueños viajeros se salen de presupuesto. ¿Quién no ha visto lo caro que está viajar?
Le damos muchas vueltas y al final nos decidimos por hacer un Roadtrip por la Toscana.


Hace ya demasiados años, los dos habíamos tenido oportunidad de conocer algo de 
Florencia y/o Pisa, pero con esa sensación de no haber visto casi nada, así que nos parecía la ocasión perfecta para volver a la zona y esta vez sacarle mucho más jugo y descubrir cada rincón.


Acompáñanos en este viaje a uno de los rincones más mágicos de Italia, visitando sus pueblos medievales, recorriendo carreteras panorámicas, probando sus vinos y comiendo de maravilla.


¿Cómo llegar a la Toscana?

Según nuestra ciudad de origen, tenemos diferentes opciones para llegar a Italia.

En coche, desde Barcelona, son unos 1000km. Si tenemos días y nos apetece conocer la zona que cruzaremos para llegar, puede ser una opción, pero si vais justos de tiempo, no sería la más recomendable.

¿Queréis llevaros vuestro coche sí o sí? Tenéis la opción de coger un ferry desde Barcelona hasta (Civitavecchia) Roma. Después ya solo tendréis unas 3h de recorrido hasta llegar a la Toscana.

Por último (y la opción que nosotros elegimos), podéis ir en avión hasta Florencia o Pisa.

En nuestro caso, barajamos todas las opciones y precios. La opción más económica y que mejor encajaba con nuestros días de vacaciones era volar hasta Florencia y allí coger un coche de alquiler.

¿Cómo moverse por la Toscana?

Al final, como en todos los países, la mejor opción acostumbra a ser disponer de un vehículo.

Hablamos de Italia y tienen una buena red de transporte público, pero la Toscana es una zona de pequeños pueblos, carreteras que enamoran entre viñedos y nos va a gustar tener libertad para movernos a nuestro antojo.

Si no podéis coger un coche, siempre tenéis la opción de elegir Florencia como campamento base y contratar excursiones de 1 día por las diferentes zonas de la Toscana.

En Civitatis, por ejemplo, encontraréis muchas excursiones de un día a los lugares más emblemáticos de esta zona.

Si como nosotros, habéis decidido alquilar un coche para los días de roadtrip, tenéis multitud de opciones, tanto en el aeropuerto de Pisa como en el de Florencia.

¿Viajáis a Florencia? Una vez lleguéis al aeropuerto, justo enfrente de la salida de la terminal, encontraréis unas marquesinas desde donde podréis coger el autobús que os lleva hasta la zona de alquiler de vehículos.

Este autobús tiene mucha frecuencia, por lo que no tendréis que esperar excesivo tiempo.

En nuestro caso, contratamos el alquiler del vehículo en Booking en la compañía Thrifty.

Había muchísimas opciones, pero esta empresa nos daba los mejores precios con las opciones que buscábamos.


¡Ojo con las zonas ZTL!

En la mayoría de ciudades de Italia, las zonas más céntricas están señaladas como Zonas de Tráfico Limitado y no podremos entrar en ellas con nuestro vehículo.
Están muy bien señalizadas, pero es importante tenerlo en cuenta.
 

¿Qué ver en la Toscana?

Esta zona emblemática de Italia se caracteriza por sus pueblos medievales, sus carreteras bucólicas entre viñedos y cipreses y por sus ciudades con mucha personalidad y mucho arte.
Os traigo una propuesta de roadtrip de 6 días por la zona, pero si no disponéis de tantos días, podéis ver prácticamente todo en menos tiempo.
Nosotros planteamos el viaje, por una vez, sin prisas y con margen para adaptarnos al calor.
¡Y suerte que lo hicimos! Porqué el tiempo nos amenizó con temperaturas por encima de los 40 grados casi cada día.

Aquí os dejo nuestro planning:

  • Día 1: Pisa
  • Día 2: Lucca & Volterra
  • Día 3: San Gimignano, Monteriggioni & Staggia
  • Día 4: Siena
  • Día 5: Montalcino, Abadía St. Antimo, Bagno Vignoni, Pienza & Montepulciano
  • Día 6: Catellina in Chianti, Radda in Chianti, Volpaia & Montefioralle
  • Día 7 a día 10: Florencia


Ahora me diréis: Has dicho que era un roadtrip de 6 días, pero aquí dices 10. ¡Correcto! Nosotros alargamos el viaje 4 días más para descubrir Florencia a fondo. Pero de ello hablaremos en otro post 😉

 

¡Pues vamos allá y repasemos juntos cada día de viaje!

 

Día 1 – De Florencia a Pisa: primer contacto con la Toscana

Nuestro viaje por carretera por la Toscana comenzó aterrizando temprano en Florencia. A las 8:35 de la mañana ya estábamos en tierra y, apenas una hora después, recogimos nuestro coche de alquiler. Con las llaves en mano y mucha ilusión, pusimos rumbo a Pisa, a tan solo 82 kilómetros.

¿Dónde aparcar en Pisa?

Algo que me preocupaba en este viaje era aparcar en las ciudades y evitar las zonas restringidas a vehículos, así que llevaba muy estudiado donde aparcar en cada población.

Para Pisa, estaba prácticamente convencida de que acabaríamos en un parking de pago, pero, cuando íbamos de camino a uno, encontramos un lugar perfectoVia Ugo RindiEs una zona amplia tipo “descampado” junto a un parque, a menos de 10 minutos andando del Campo dei Miracoli

Además, ¡es gratis! Cuando llegamos, ya había un gran número de vehículos allí, por lo que entendimos que no había problema en dejar también el nuestro.


¿Qué ver en Pisa en un día?

Si algo tenemos todos claro, es que no te puedes ir de Pisa sin ver el Campo dei Miracoli donde encontramos la famosa Torre inclinada.

Además, en la misma plaza encontramos el Duomo y el Baptisterio.

Cruceros, excursiones,... todos te llevan a ver esta plaza y es el centro de actividad de la ciudad.

Como no queríamos problemas de aforo y nos hacía mucha ilusión, llevábamos las entradas para subir a la torre con antelación.

Hay diferentes packs en función de todos los edificios que quieras ver de la plaza.


Nosotros elegimos la entrada: Cattedrale + Torre.
Por 20€, puedes subir a la torre en la franja horaria indicada y después entrar al Duomo.

Te dejo el link para ver las opciones disponibles y comprar la entrada que elijas: Opera della Primaziale Pisana: sito ufficiale – Prices

Si también te has decidido por vivir la experiencia de subir una gran torre inclinada, tienes que saber que antes tendrás que ir a las taquillas a dejar las mochilas o bolsos que lleves. No se permite la entrada con ningún tipo de bolsa encima.

La experiencia valió totalmente la pena. El efecto curioso de la inclinación al subir la escalera, sus peldaños desgastados y las vistas desde la parte superior, compensan el dinero desembolsado.

Una vez de vuelta a la plaza, te recomiendo pasear por el Mercadillo Porta Nuova, perfecto para un paseo entre puestos y souvenirs.

Por la tarde, para completar nuestra visita a Pisa, nos adentramos por el Corso Italia y la Vía Santa María, llegando hasta la orilla del Río Arno.

Cuanto más te alejas de la plaza, menos gente te encuentras por las calles, cosa que también se agradece.


¿Dónde comer?

Nosotros elegimos la Osteria San Sisto, donde degustamos nuestros primeros platos de pasta fresca italiana, pero también había leído muchas recomendaciones del Ristoro Pecorino, en la Vía Santa María.

Veréis que hay muchísimas opciones y todos los locales tienen la carta fuera para que puedas repasarla y ver si te convence.

Eso sí, no podéis iros de Pisa sin probar los helados de La Bottega del Gelato.

Tendréis que adentraros en Pisa hasta llegar al Arno, pero vale la pena.

El helado de pistacho está delicioso y muy cremoso.

 


¿Dónde dormir en Pisa?

En nuestro caso, dado que no necesitábamos un alojamiento céntrico y solo íbamos a estar una noche, elegimos una habitación en Affittacamere Le Quattro Stagioni

Resultó ser una opción muy práctica: además de aparcamiento dentro del recinto del edificio, el piso tiene una cocina compartida y te dejan un pequeño desayuno de cortesía, además de una botella de agua fresca en la nevera de la habitación. Ideal para descansar tras un día intenso.

Daniela, la anfitriona, es una mujer muy amable que nos facilitó muchísimo el check-in y nos dio todos los detalles necesarios.
Ofrece 4 habitaciones, cada una con el nombre de una estación. Nosotros estuvimos solos esa noche, sin otros huéspedes.

 

Día 2 – Lucca y Volterra

Empezamos esta segunda jornada poniendo rumbo a Lucca, situada a 20km de Pisa.

¿Dónde aparcar en Lucca?

Lucca es una ciudad amurallada y tendremos que dejar el coche fuera del casco antiguo.

Nosotros encontramos aparcamiento en la zona azul situada junto a la estación.

La mayoría de zonas azules permiten pagar con una app del móvil. Os lo recomiendo 100% porqué puedes ajustar el precio a la hora real en que te marchas, pagando solo por el tiempo que has estado realmente allí.

 

¿Qué ver en Lucca?

Lucca es una ciudad pequeña, coqueta y con un encanto que se descubre paso a paso. 

Empezamos el paseo recorriendo sus Murallas, un cinturón verde que abraza la ciudad y ofrece una de las mejores vistas sobre los tejados toscanos. 

Después, recorrimos la Vía Fillungo, la arteria principal, donde las tiendas, heladerías y cafés se alinean como si llevaran siglos esperando tu visita. ¿Hemos dicho helado? ¿Por qué no? En este viaje hemos venido a hacer una cata de las buenas.

En el corazón de Lucca encontramos la Plaza del Anfiteatro, una de las más singulares de Italia, construida sobre las ruinas del antiguo anfiteatro romano. 

Si sois amantes de las alturas y miradores, no os podéis ir de Lucca sin subir a una de sus torres. Nosotros elegimos la Torre Guinigi: sus robles en la cima son todo un símbolo de la ciudad.

Compramos las entradas con antelación en internet, aunque también podéis adquirirlas allí mismo.

Si tenéis vértigo, como aquí la presente, la subida no será placentera, pero una vez arriba, habrá valido mucho la pena.

También podéis optar por subir a la Torre Delle Ore, con su característico reloj.

Seguimos descubriendo Lucca visitando la Catedral di San Martino, la elegante Piazza Napoleone, o pasando por la Casa Natal de Giacomo Puccini, donde nació el célebre compositor.

Si os queda tiempo y os apetece, podéis visitar el Palacio Pfanner, un rincón de película con su palacio barroco y sus jardines cuidados al detalle. La entrada cuesta 6,5€.

 

¿Dónde comer?

La Plaza de San Michele es el sitio para comer una buena pizza o un plato de pasta al sol toscano.

Nosotros decidimos seguir con la ruta y comer en el próximo destino, así que no puedo daros ninguna recomendación en concreto.

 

Tras haber recorrido Lucca, entre las 12 y las 13h, pusimos rumbo a nuestra segunda y última parada del día: Volterra, situada a 70km de distancia.

¿Dónde aparcar en Volterra?

En nuestro caso la elección se basó en el parking que quedara más cerca del apartamento que teníamos reservado para esa noche. Elegimos el parking de la La Fortezza. Es de pago.

Volterra, como muchas otras ciudades de la Toscana, tiene grandes cuestas y los parkings se encuentran en las afueras, teniendo que subir, a veces mucho o con muchas escaleras, para llegar al centro.

Tenedlo en cuenta en casos de movilidad reducida o si tenéis que arrastrar maletas.


¿Dónde comer?

Adelanto la sección porqué tras dejar las maletas, lo primero que hicimos fue ir a comer.

En este caso, la elección fue clara gracias a la recomendación de un compañero de trabajo: Porgi l'altra Pancia. Local con encanto y comida deliciosa. No es muy grande, así que para asegurar, podéis reservar en The Fork.

Si también sois fans del limón y el pistacho, no dudéis en pedir Pici cacio, pepe, limone e granella di pistacchio.

 

¿Qué ver en Volterra?

Encajada entre colinas, Volterra es una de esas ciudades que conservan intacto el alma medieval de la Toscana. 

Empezamos nuestro recorrido por el Teatro Romano, un testimonio impresionante de la antigua Volterra etrusca y romana, donde todavía parece flotar el eco de los antiguos aplausos. En nuestro caso lo vimos desde el mirador que se encuentra justo encima. 

Paseamos por la Vía Giacomo Matteotti, una calle llena de vida, talleres de alabastro y pequeñas tiendas donde cada rincón huele a historia (y a buen café).

La Piazza dei Priori es el corazón de la ciudad, con su imponente palacio municipal, el más antiguo de la Toscana, dominando la escena. Muy cerca se encuentra el Duomo de Volterra.

Seguimos por la Vía Porta all’Arco, donde encontramos la puerta etrusca más destacada de la ciudad y seguimos hasta la Piazza Martiri della Libertà, con su ambiente tranquilo y vistas de postal.

Como bonus, nos hubiese gustado visitar la Fortaleza de los Medici, que domina todo el valle, pero un inesperado tormentón de verano nos invitó a retirarnos y dar el día por acabado. 

 

¿Dónde dormir en Volterra?

Nuestro alojamiento en la ciudad fue uno de los más básicos de todo el viaje. Alquilamos una habitación con baño propio en un edificio de apartamentos turísticos. Sin lujos, pero con lo necesario para pasar una noche.

Os dejo el link por si os puede interesar: Camera Rondini di Casa Mosaico.


Día 3 – San Gimignano y Monteriggioni

En el corazón de la Toscana, entre viñedos y colinas doradas, se alza San Gimignano, una pequeña joya
medieval conocida como la ciudad de las torres. En la Edad Media llegó a tener más de setenta, auténticos símbolos de poder de las familias nobles, aunque hoy solo se conservan catorce. Aun así, el perfil de la ciudad sigue siendo inconfundible, como un Manhattan del siglo XIII. Sus calles empedradas, sus plazas llenas de historia y el aroma a vino Vernaccia hacen que cada rincón tenga un encanto especial. Allí empezamos nuestro tercer día de roadtrip.

 

Camino a San Gimignano, a 31km de Volterra, hicimos una breve parada en un mirador de la SP47, desde donde se contempla la ciudad en todo su esplendor. A lo lejos, las torres se alzaban sobre las colinas toscanas como si compitieran por tocar el cielo. Una postal perfecta para abrir el día y sacar unas cuantas fotos.

¿Dónde aparcar en San Gimignano?

La única respuesta cierta es: donde puedas. Esta población recibe una cantidad de turistas exagerada. Nosotros, al madrugar, tuvimos suerte y encontramos un hueco en zona azul muy cerca de la entrada en la ciudad, pero no puedo daros mucha recomendación en este caso.


¿Qué ver en San Gimignano?

Entramos por la Porta San Giovanni, la más conocida, y recorrimos la Vía San Giovanni, una calle empedrada llena de tiendas de productos locales, artesanía y ese aroma irresistible a focaccia recién hecha. Cada paso era una mezcla de historia y tentaciones gastronómicas.

Llegamos a la Plaza de la Cisterna, una de las más bonitas de la Toscana, rodeada de palacios y torres que parecen sacadas de un cuento. Allí mismo hicimos una parada obligatoria para tomar un helado en la Gelateria Dondoli, famosa por ser una de las mejores del mundo, y tengo que decir que la fama está más que merecida. (¿Otro helado? Si si, que ya no os sorprenda que esto es suma y sigue).

Si os gustan los museos algo tétricos/curiosos, podéis entrar al Museo de la Tortura. La entrada cuesta 10€. También es cierto que encontraréis museos de la tortura en casi todas las ciudades y pueblos. Se ve que tuvieron una antigüedad algo brusca.

La ruta nos llevó después a la Piazza del Duomo, donde visitamos el Duomo, con sus frescos perfectamente conservados. La entrada cuesta 5€ por persona y puede comprarse allí mismo.

Seguimos caminando hasta el Palazzo Comunale y la Torre Grossa

A esta última no subimos porqué la imágenes de Google nos revelaron que yo iba a tener otro muy mal ratito como en Lucca y no me apetecía demasiado. Dicen que las vistas desde arriba son impresionantes, con las torres emergiendo entre los tejados y el paisaje toscano extendiéndose hasta perderse en el horizonte.

Antes de despedirnos de la ciudad, subimos a la Rocca di Montestaffoli, una antigua fortaleza desde la que se obtienen unas panorámicas espectaculares. El paseo lo terminamos por la Vía San Matteo, disfrutando del ambiente tranquilo y del encanto que solo una ciudad medieval perfectamente conservada puede tener.

San Gimignano nos pareció un viaje en el tiempo: torres que susurran historias de poder, plazas llenas de vida y uno de los lugares con más encanto que visitamos en la Toscana.

 

A continuación, sobre media mañana, pusimos rumbo a Monteriggioni, a apenas 20km de distancia.

¿Dónde aparcar en Monteriggioni?

Se trata de un pequeñísimo pueblo amurallado y tienen muy estudiado el tema visitantes y aparcamiento. Encontraréis multitud de plazas de pago justo en el acceso al pueblo.

 

¿Qué ver en Monteriggioni?

Como decía, se trata de un pequeño pueblo amurallado que parece sacado de un cuento medieval. Desde la carretera ya se veía su silueta perfectamente circular, coronada por torres que, siglos atrás, vigilaban el horizonte.

Atravesamos la Porta Franca, una de sus dos entradas principales, y al instante sentimos que habíamos retrocedido varios siglos. Las calles empedradas y las casas de piedra hacían fácil imaginar cómo debía de ser la vida aquí cuando los caballeros aún patrullaban las murallas. Eso si, no cabía un alfiler más en el pueblo. El turismo en agosto es lo que tiene.

Recorrimos su plaza central, la Piazza Roma, rodeada de pequeñas terrazas y tiendas con productos locales, y quisimos subimos a un tramo de las murallas, pero estaba cerrado por la ola de calor. La entrada vale 4€.

No estuvimos mucho tiempo porqué se recorre bastante rápido, pero Monteriggioni nos dejó la sensación de haber descubierto un rincón detenido en el tiempo, sereno y auténtico. Un pequeño alto en el camino que, sin grandes monumentos, te conquista por su sencillez y su historia silenciosa.

 

¿Dónde dormir en la zona?

Nuestra primera idea fue coger alojamiento en Siena, que era nuestro siguiente destino en la ruta, pero por algo que descubrimos después, los precios de Siena estaban escandalosamente altos.

Buscando buscando, encontramos un pequeño y maravilloso apartamento en el pequeño pueblo de Staggia, a 25km de Siena y a apenas 7km de Monteriggioni.

Os lo recomiendo muchísimo. El anfitrión super amable, nos guardó sitio para el coche justo al lado y hasta nos subió las maletas. Una gran experiencia.

Os dejo el link: The Optimist's House

Ese día fuimos al super a comprar provisiones y comimos en el apartamento. Aprovechamos para poner una lavadora y por la tarde paseamos por Staggia.


Día 4 – Siena - Descubriendo El Palio -

¿Recordáis que hace escasos segundos os decía que en 4o día nos tocaba Siena y que no habíamos podido encontrar alojamiento por los precios? Pues es que resulta que el 16 de agosto (y el 2 de julio) se celebra El Palio de Siena. La carrera de caballos más famosa de Italia. ¡Este año estuvo hasta Madonna!

Esto lo descubrí con todo el viaje ya reservado, mientras preparaba el itinerario. En fin... cosas del directo.

La verdad es que la experiencia fue curiosa. Toda la ciudad estaba lista para el evento, que se celebra a las 7 de la tarde. Los barrios engalanados, la gente cantando los himnos de sus equipos, la plaza lista para celebrar la carrera. Es toda una experiencia. Eso si, la ciudad llenísima y no se podía acceder a algunos de los edificios más emblemáticos. Nos quedamos con lo vivido.

 

¿Qué es el Palio de Siena?

El Palio de Siena es una de las fiestas más antiguas y apasionadas de Italia. Se celebra dos veces al año, el 2 de julio y el 16 de agosto, en la Piazza del Campo, y enfrenta a las contrade (los barrios históricos de Siena) en una espectacular carrera de caballos sin montura.

Más que una simple competición, el Palio es una auténtica celebración del orgullo y la identidad sienesa: cada barrio prepara el evento durante todo el año, con desfiles, trajes medievales y un fervor que se vive en cada rincón de la ciudad.

Durante unos minutos, Siena se detiene. Todo el mundo mira al Campo, los tambores resuenan, los caballos galopan… y la historia se repite, como lleva haciéndolo desde el siglo XVII.

 

¿Dónde aparcar en Siena?

Como imaginaréis, en nuestro caso íbamos con la dificultad añadida de que la ciudad estaba atestada de gente. Conseguimos encontrar una plaza libre en el parking de pago del Duomo.

Está a apenas 10min andando del Duomo y no estaba el día como para arriesgar buscando. Además, como ya hemos comentado antes, estaba la limitación de la ZLT.

 

¿Qué ver en Siena?

Nuestro día fue algo especial y adaptado a las circunstancias, pero os dejo la crónica de lo que nos hubiese gustado hacer.

El Duomo de Siena estaba entre lo más esperado. Su fachada de mármol blanco y negro ya impresiona desde fuera, pero por dentro es todavía más espectacular. Si solo se quiere visitar la catedral, la entrada es gratuita, aunque hay otras zonas de pago (como la biblioteca Piccolomini o el baptisterio). La taquilla se encuentra a la izquierda de la entrada principal. Está muy bien señalizado.

Para disfrutar de las alturas, se puede subir al Mirador Panorama, desde donde se dice que las vistas sobre la ciudad son de las más bonitas de toda Siena.

Pasear por la Via de Città y llegar hasta la emblemática Piazza del Campo estaba en nuestros planes: la plaza en forma de concha donde se celebra el famoso Palio de Siena, y donde se alza el Palacio Comunal con su elegante Torre del Mangia. La subida a la torre cuesta 10€ por persona y nos hubiese encantado poder ver las vistas desde ella. Allí mismo se encuentra también la Fuente Gaia, una joya renacentista que adorna el centro de la plaza.

Otros lugares que dejamos pendientes fueron el Palacio Salimbeni, sede del histórico Monte dei Paschi (uno de los bancos más antiguos del mundo), que vimos solo exteriormente y la imponente Basílica de Santo Domingo, donde se conservan reliquias de Santa Catalina.

No os perdáis pasear por la Via Camporegio, desde donde se obtienen unas vistas preciosas del Duomo recortado sobre el cielo de Siena.

Estuve buscando un Freetour en la ciudad porqué pensé que era la mejor manera de sacarle todo el partido al día, pero por el Palio no había ninguno.

Aún así, os dejo por aquí el que yo hubiese elegido: Freetour por Siena.

 


Tras visitar Siena decidimos improvisar e ir a ver un castillo con bodega de vino que habíamos visto que quedaba por la zona. Así que nos pusimos en marcha.

 

En medio de las colinas del Chianti, rodeado de viñedos infinitos, visitamos el Castillo de Brolio, una
fortaleza medieval que parece sacada de una postal toscana. Perteneciente desde hace siglos a la familia Ricasoli, fue aquí donde el barón Bettino Ricasoli creó la fórmula original del famoso vino Chianti Classico.

Pasear por sus murallas fue como retroceder en el tiempo: los cipreses marcaban el camino, el silencio solo se rompía con el canto de los pájaros y, al fondo, las vistas del valle se extendían como un mar verde. Desde lo alto del castillo se contemplaban los viñedos que aún hoy producen algunos de los mejores vinos de la región.

Fue una visita tranquila, de esas que se disfrutan sin prisas, entre historia, paisaje y un buen brindis con sabor a Toscana. El precio de la entrada es de 7€ e incluye la visita a los jardines del castillo y una cata en las bodegas. Las taquillas están junto al parking.

 

¡Por cierto! por si alguien se lo pregunta, El Palio lo vimos por televisión desde la comodidad de nuestro apartamento e intentando entender el funcionamiento del mismo con los comentarios de los narradores. ¡Todo un reto!

 

Día 5 – Montalcino, Abadía St. Antimo, Bagno Vignoni, Pienza y Montepulciano

El 5º día de ruta lo dedicamos a recorrer varias poblaciones de la zona. Es un día de dejarse ir y pasear. Eso si, no podemos irnos de la zona sin catar algunos de sus vinos.

Empezamos el día en Montalcino, una población a 60km de Staggia.

¿Dónde aparcar y que ver en Montalcino?

Llegamos pronto por la mañana y aún no había mucha afluencia. Pudimos dejar el coche en la zona azul situada junto a la Fortezza.

Empezamos a pasear visitando la Fortezza o Rocca con sus vistas sobre los alrededores para después empezar a callejear.

Vemos la Piazza del Popolo, con el Palazzo Comunale, al que se puede subir y ver las vistas desde su torre.

Seguimos por la Piazza Garibaldi y también visitamos el Duomo.

Una de las cosas que deben hacerse casi imperativamente en Montalcino es visitar una bodega de Brunello y hacer una cata. Yo siempre digo que beber antes de las 12h, cuando aún tienes el sabor del café de la mañana en la lengua, no es la mejor idea. Así que en nuestro caso nos lo saltamos y completamos el check más adelante en el día.


Seguimos la ruta y dirigiéndonos a la Abadía de Sant’Antimo situada a 10km.

Rodeada de campos de olivos y viñedos, la abadía se alza majestuosa, con su piedra dorada reflejando la luz del sol y un silencio que parecía contener siglos de historia.

La visita es gratuita, y aunque el interior es sobrio, tiene una belleza sencilla que invita a detenerse un rato y simplemente disfrutar del entorno. Para quien quiera profundizar un poco más, se puede solicitar un audio guía, que explica la historia del monasterio, su arquitectura románica y la vida de los monjes que lo habitaron durante siglos.


La tercera parada del día la hicimos en Bagno Vignoni una pequeña población a 21km conocida por su Piazza delle Sorgenti.

Hay una amplia zona de parking con zona azul nada más llegar a la población.

Para nuestra sorpresa descubrimos que a las afueras del pueblo hay unos baños termales naturales donde darse un chapuzón. ¡Lástima que íbamos sin bañadores!


Se acercaba la hora de comer y seguimos nuestro camino para llega a Pienza, a tan solo 15km.

¿Dónde aparcar y que ver en Pienza?

Llegamos sobre el mediodía, cuando ya el pueblo estaba atestado de gente y aparcar fue peor que salir de un Escape Room. Tuvimos que dar muchísimas vueltas hasta que al final encontramos un sitio libre a unos 10 minutos andando del centro. Para nuestra gran suerte, el sitio que encontramos no era de pago. ¡Una lotería!

Nada más llegar, fuimos directos a comer. Teníamos apuntado La Buca delle Fate, en el Corso Rossellino, muy recomendable según todo el mundo... pero la suerte (y el hambre) nos llevó a una opción más improvisada: Pizzeria Pummaro’, donde encontramos mesa y nos sorprendió gratamente. Nada como una pizza toscana con vistas para rematar el paseo.

Tras la comilona, comenzamos el paseo en la Piazza Pio II, el corazón de la ciudad, rodeada por elegantes edificios renacentistas. Frente a la plaza se alza la Catedral de Santa María de la Asunción, luminosa y armoniosa, y justo al lado se encuentra el Palazzo Piccolomini, con su precioso patio interior y un jardín que ofrece unas vistas espectaculares sobre el valle.

Seguimos por el Corso Rossellino, la calle principal, repleta de tiendecitas con productos locales (sí, el famoso pecorino de Pienza está en cada escaparate), y después nos dejamos llevar por la Via del Casello, un paseo imprescindible para disfrutar de las mejores panorámicas del Val d’Orcia.


Y ya a media tarde, volvimos al coche para poner rumbo a la última parada del día y el lugar donde íbamos a dormir esa noche: Montepulciano, a 14km.

¿Dónde aparcar y que ver en Montepulciano?

Montepulciano es una pequeña población en lo alto de una montaña. Hay varias opciones para aparcar, pero todas ellas de pago. Nosotros dejamos el coche en la zona azul P8, junto a la  Fortezza Medicea di Montepulciano, donde podéis hacer una primera parada para hacer una cata de vinos.

Paseamos por la Vía di Gracciano nel Corso, la calle principal que atraviesa todo el casco histórico y está llena de tiendas, bodegas y pequeños cafés. Poco a poco fuimos subiendo hasta llegar a la Piazza Grande, el corazón de la ciudad, rodeada por edificios renacentistas y presididos por el Duomo. Desde allí, las vistas del valle eran espectaculares.

También nos acercamos al Palazzo Comunale, con su torre que recuerda al Palazzo Vecchio de Florencia, y visitamos alguna de las bodegas subterráneas, donde el vino Vino Nobile di Montepulciano envejece entre muros de piedra y barricas de roble.

Si sois fans de las películas de Crepúsculo, la Piazza Grande os sonará muy mucho.

 ¿Dónde dormir en Montepulciano?

Nosotros elegimos dormir a las afueras en un pequeño hotel que ofrece habitaciones con desayuno a buen precio. También disponen de piscina pagando un extra.

Algo antiguo, pero muy cómodo. El personal era realmente amable.

Os dejo el link: Albergo Ristorante San Biagio

 


Día 6 – Valle del Chianti

En nuestro último día recorriendo la Toscana nos dedicamos a visitar pueblecitos de la zona. Son pequeñas poblaciones donde pasear, ver vistas y disfrutar de las carreteras que las unen.

También podemos aprovechar para hacer catas de vinos en algunas de ellas.

Nosotros nos decidimos por visitar: Catellina in Chianti, Radda in Chianti, Volpaia y Montefioralle.

 

¿Dónde comer?

Aunque al final por horarios no pudimos comprobarlo por nosotros mismos, habíamos leído muchas recomendaciones de La Botegga di Volpaia. No es un establecimiento económico, pero la carta tenía buena pinta y la terraza ajardinada con vistas parecía idílica.

 

A las 15.30h teníamos hecha una reserva para visitar una bodega de vinos y hacer una cata en Fattoria Casa Sola.

Cuando llegamos estábamos solos y nos hicieron una visita privada a los viñedos, la zona de barricas y embotellado, para acabar con una magnífica cata de sus vinos y aceites. La duración de la misma era de 1 hora y media.


Tras salir de allí, dimos un paseo para bajar lo bebido y pusimos rumbo a Florencia, donde debíamos devolver el coche que nos acompañó en la ruta.

 

Nuestro viaje por la Toscana fue de esos que se quedan grabados en la memoria: pueblos medievales que parecen suspendidos en el tiempo, colinas que cambian de color con la luz del sol y una gastronomía que conquista a cualquiera.

Aunque nos dejamos muchos lugares por ver (y otros los disfrutamos con calma), nos volvimos con la sensación de haber vivido una pequeña película italiana: buena comida, buen vino y paisajes de postal en cada curva del camino.

Nos encantó descubrir cada rincón, desde las murallas de Lucca hasta las torres de San Gimignano, pasando por los vinos de Chianti y los atardeceres en el Val d’Orcia. Y lo mejor de todo: saber que aún quedan mil motivos para volver.

 

¿Y tú? ¿Has estado en la Toscana? ¿Qué lugares o experiencias añadirías a la lista para una próxima visita?
¡Te leo en comentarios!

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